Quería escribir un texto sobre la crisis que nos desfonda económicamente, sobre los bancos que nos sorben los dineros, sobre Europa y su improbable construcción, también sobre la soledad del individuo en este mundo globalizado y sobre los valores que nos inculcaron nuestros mayores y que ahora ya no tienen vigencia… y salió “Último cowboy”. La referencia norteamericana no podía faltar con su universo de celuloide e imperialismo, con su intromisión y responsabilidad en esta situación que nos ahoga, pero la generación que puso las cosas donde están no cultivó su imaginario en los programas de televisión, ni mucho menos en los videojuegos, lo cultivó en las novelas de vaqueros.
Estas novelitas, leídas a escondidas en internados y recreos de colegios confesionales fueron los libros de cabecera que consolidaron conceptos como el valor, la amistad, el honor, el sentido de la vida y algunas otras cuestiones más. Pero tampoco hay que conceder excesiva importancia a la influencia de las lecturas, la complejidad del ser humano se manifiesta en múltiples direcciones. En “Último cowboy” se enfrentan dos Europas, la Vieja y la del Este, exponiéndose con precisión las importantes diferencias que las separan pero constatando que tendrán que aliarse en harmónica conjunción si quieren mantenerse a la altura del “amigo americano”.
“Último cowboy” es también una comedia ácida sobre las relaciones familiares. La absoluta puesta en cuestión de la familia como célula fundamental de nuestro instinto social. Si la familia es la unidad unicelular de nuestra sociedad, no se puede esperar mucho de un cuerpo compuesto por células cancerígenas. Pero, sobre todo, “Último cowboy” es un texto teatral de personajes o, dicho de otra manera, de actores. Los dos personajes que en él aparecen, además de los varios que sin aparecer físicamente, están; constituyen la esencia misma de la propia propuesta. Solamente gente singular puede aportar singulares visiones y, del mismo modo, sólo personajes singulares pueden expresar con rotundidad y contundencia la singularidad de esta caótica deriva de nuestra sociedad.
En definitiva, “Último cowboy” intenta ser un espectáculo en clave de comedia ácida sobre nuestra realidad más compleja e inmediata.